domingo, 10 de mayo de 2009

El individualismo crónico II: soluciones y características

Todos los seres humanos somos individualistas en algún momento del día, de la semana o del mes. La idea no es erradicar el sentimiento individualista en nosotros, sino lograr disminuirlo. Esto no es una hazaña fácil y mucho menos expedita, y no podemos olvidar que el individualismo en las personas NUNCA se va a poder lograr disminuir de manera forzosa o impuesta. El principal elemento que nos puede ayudar a lograr una sociedad menos individualista es por su puesto la educación, sin embargo, existe otro método que es menos mencionado y el cual puede llegar a tener un peso igual e inclusive mayor que el de arriba. Me refiero al concepto de “dar el ejemplo”. Es asombroso como una acción que parece no ser dirigida a nadie, tiene tanto efecto sobre los demás. Por ejemplo, un padre puede jactarse de divulgar una retorica de responsabilidad, de disciplina, de trabajo, pero si el mismo no la práctica, sus palabras se desvanecen en el aire. Al contrario, es posible que un padre no ejerza una retorica fuerte sino que se dedique a vivir de una manera poca individualista, honesta, responsable, justa, y lo más probable es que sus hijos observen ésta manera de llevar la vida y la adopten. Es el mismo caso en la política, si un gobernante tiene un discurso agresivo, excluyente y amenazador, entonces sus seguidores van a convertirse en personas agresivas, excluyentes y amenazadoras. Yo creo que muchos no tenemos presente la influencia que puede tener sobre nosotros las acciones de una persona que admiramos, respetamos o inclusive rechazamos. Los padres tienen que dar el ejemplo, los profesores tienen que dar el ejemplo, los patrones tienen que dar el ejemplo y los dirigentes de cualquier índole tienen que dar el ejemplo.

La mejor forma de mermar el individualismo crónico en las personas, sería adoptando un retorica menos individualista así como dando el ejemplo de las acciones a seguir. Un individuo puede que tenga un cargo de ministro, viceministro o gobernador y necesita hacer un trámite, esa persona tiene que dar el ejemplo haciendo su trámite de manera transparente, legal y de igual forma como lo haría un don nadie. Todo político tiene que mantener presente que él va a ser el ejemplo de la sociedad y por lo tanto tiene que vivir su vida de una manera digna de ser seguida (imitada), independientemente de su nivel, cargo o poder. El que no tenga ésta capacidad, que no opte por un ser un líder.

Existen personas que utilizan la excusa del sistema, como barrera para salirse del rebaño y empezar a dar el ejemplo. Las personas verdaderamente menos individualistas logran ignorar el sistema y accionar a favor de la sociedad, independientemente de las amenazas, de los atentados o de las burlas. Puede que sean tentadas todos los días por sobornos, por privilegios o por beneficios y de igual forma mantienen la cordura y rechazan éstas tentaciones. Esas personas son las dignas a seguir.

Por las desigualdades dadas o naturales entre diferentes grupos sociales, es aceptable que las personas menos favorecidas puedan ejercer actitudes más individualistas. Con sus respectivos límites, por supuesto. En cambio, las personas que poseen privilegios, deberán dar ejemplos de acciones menos individualistas.

Lamentablemente en la sociedad venezolano esto no ocurre, las clases pudientes, es decir que la clase media y la clase alta son peores y más individualistas que las más humildes. ¿Por qué? Una persona humilde, generalmente es criada en un ambiente inseguro y de violencia, con carencias afectivas y educativas y privada de las oportunidades económicas que poseen las otras clases. Una persona de los estratos superiores – generalmente – es criada en un ambiente de amor y de cariño, asiste a todos los niveles de educación y posee la capacidad económica suficiente para gozar de la gran mayoría de los privilegios que ofrece la modernidad. Después de todo esto, la persona de las clases altas sigue siendo igual a la humilde, de manera que sólo busca su beneficio personal, sólo estudia para ganar beneficios y no por ofrecerlos y lo peor de todo es que se considera diferente al populacho. Entiendo que éstas son palabras fuertes y sé que no aplican a la totalidad de los casos, pero lo preocupante es que sí se notan en la mayoría de ellos. Existe una diferencia de forma, más no de fondo entre las clases venezolanas. Algunos se van de viaje a Higuerote y otros a Nueva York, unos comen con cubiertos de plata y otros con unos de plástico, unos aspiran poder comprarse un Fiat y otros un BMW. A pesar de toda la educación, la seguridad alimentaria, los beneficios y las oportunidades de las cuales han gozado la clase media y la clase alta, siguen siendo en su mayoría igual de individualistas que la clase humilde y por lo tanto son peores que la misma.

Por si pretenden tildarme de comunista, marxista, leninista, castrista o cualquiera de esos adjetivos ideológicos, sepan que como les expuse en mi artículo anterior: en lo absoluto considero que las mencionadas arriba son la solución para Venezuela, más bien me encuentro en contra de ellas y bastante en el centro del espectro político y promuevo y apoyo la empresa privada, la libertad más que la equidad, pero principalmente la democracia verdadera (de la cual hablare en un futuro artículo). Sin embargo, a pesar de pertenecer a la clase media, me doy cuenta que la misma no se diferencia de los menos privilegiados, la misma no piensa sino es sí misma y la misma únicamente lucha cuando sus beneficios se ven amenazados. No lucha para proteger los derechos de otros, para crearle privilegios. No se preocupa en estudiar qué es la democracia, en cómo debería funcionar o cómo podemos fortalecerla. Tendemos, al momento de escoger un gobernante, tomar en cuenta qué es lo que el mismo nos ofrece a nosotros. Lo correcto es preguntarnos qué es lo que ese candidato ofrece para la sociedad en su totalidad, para el Estado venezolano, así no nos beneficie a nosotros.

Para contrarrestar las palabras mencionadas arriba, que muchos las consideraran de carácter chocante y equivocas, a continuación me refiero a otro aspecto de la naturaleza humana y venezolana. En innumerable oportunidades, tendemos a menospreciar la capacidad o la potencialidad de los seres humanos, y más que todo de nosotros los venezolanos. Decimos que los ciudadanos de los países desarrollados son mejores que nosotros, son más inteligentes y más capaces, pero estas palabras no son ciertas. Bajo las circunstancias adecuadas los seres humanos y los venezolanos somos capaces de lograr cualquier objetivo y sobrepasar cualquier obstáculo (la historia no los ha demostrado). Los avances en las telecomunicaciones a nivel global, principalmente la internet nos permite estar igual de informados, de educados y de preparados que los demás ciudadanos del mundo, aprovechémosla. No es aceptable que pensemos que somos inferiores, que somos incapaces, que somos débiles. Demostremos lo contrario. ¡Si somos capaces! Eso sí, sin perseverancia no hay éxito, sin sufrimiento, sin obstáculos, sin sorpresas… no hay victoria verdadera.

La democracia perfecta no existe, no existe nada perfecto, pero siempre vamos a poder optar por la perfección, por intentar adquirir lo mejor posible y por poder mejorar lo que tenemos. Esto, no lo podemos olvidar.

Quizás yo no seré una persona como la que he intentado describir arriba, pero la tengo presente y siempre intento serla. Algún día lo lograré, y sino moriré intentándolo. Por más pequeño que sea el cambio, es un cambio y es válido, siempre es válido.

No existen soluciones mágicas. Rara vez la salida correcta va a ser rápida, corta y barata… o sin sufrimiento.

Ernesto Bello